Wednesday, October 10, 2012

Hermenéutica Bíblica

       El siguiente ensayo es sobre el libro Por un solo gesto de amor, Lectura de la Biblia desde una práctica intercultural por el teólogo holandés Dr. Hans de Wit.  El libro trata de la hermenéutica, de una nueva forma de leer la Biblia y de cómo el encuentro entre lectores profesionales y lectores comunes de la Biblia puede tomar forma de una manera profunda y enriquecedora.  Este ensayo es un análisis de las enseñanzas del Dr. de Wit basado en cinco preguntas que postuló él en el curso Estudios Bíblicos que ofreció para el programa doctoral en la Universidad Interamericana de Puerto en abril de 2011.
       El libro ofrece una perspectiva bíblica desde el punto de vista del ‘otro’.  O sea, una hermenéutica basada en una interpretación desde la perspectiva de otra cultura y otro contexto histórico.  Por lo general, nuestra hermenéutica es estática porque está basada en las interpretaciones de los lectores profesionales, y por ende, nosotros tenemos una manera fija de interpretar el texto.  La perspectiva que el Dr. Hans de Wit nos ofrece nos libra de tal encerramiento exegético y nos libera a mirarla desde una visión del lector común.  Desde el punto vista del ‘otro’ que no tiene el prejuicio académico ni las exigencias de acatarse a una forma de interpretar el texto.  Esta visión toma en consideración la interpretación espontánea  y sincera del lector/lectora basada en una perspectiva del sujeto que lee el texto y lo interpreta basado en su realidad existente.  
1.  ¿A qué problema quiere dar una respuesta el ludismo metodológico en su variante hermenéutica?
Le quiere dar una respuesta a “el de la relación entre practicantes de una religión y la ciencia que la estudia” (p. 161).  El profesor de Wit señala que esto se debe “… a causa del estatuto epistemológico de su disciplina, es decir, su efecto” (p. 162).  El antropólogo André  Droogers, siguiendo a Turner, define el ludismo metodológico como habilidad de la siguiente manera: “…la capacidad de tratar simultánea y subjuntivamente dos o más formas de clasificar la realidad (Droogers 1996) p. 163.  En el contexto bíblico de Wit dice, “En sentido hermenéutico, el ludismo metodológico puede ser definido así como la habilidad o capacidad de tratar sucesivamente con maneras radicalmente distintas de dar significado a un texto bíblico, de examinar cuáles son las reglas de juego que se emplean y de analizar de qué manera éstas se pueden complementar entre sí” (p. 165).   
Da tres ejemplos de su propia lectura práctica de lectura  espontánea.
Mi primera lectura práctica de lectura espontánea es la narración de la creación del mundo en Génesis capitulo uno.  Esta porción de la Escritura ha sido grandemente argumenta entre los evolucionistas y los creacionista.  Es mi postura la creacionista.  Esta narración me da la fundación de mi fe y la base de mi entendimiento de cómo fue creado el mundo.  No busco un contexto científico o una explicación de cómo sucedió, sino lo acepto como el acto absoluto de la creación de Dios. 
Mi segunda lectura practica de lectura espontanea es la narración del cruce del Mar Rojo.  Muchos escépticos ponen en duda este evento y lo minimizan, pero yo no busco explicación de cómo sucedió, sino ver la mano poderosa de Dios actuando a favor de su pueblo y la gran redención que le brindó a Israel.  Aquí se ve como Dios rescata a su pueblo del asedio eminente de los egipcios.  El pueblo de Israel vio a Dios como a un Dios personal que se preocupa por su pueblo a través de la trayectoria por el desierto.
Mi tercera lectura practica de lectura espontánea es la historia de Jonás.  Este pequeño libro de cuatro capítulos narra como Dios tuvo misericordia de los habitantes de Nínive.  Dios es tan bueno que salva a los perdidos.  Dios nos da otra oportunidad.  En este libro vemos el principio de la alteridad manifestado por Dios hacia el pueblo de Nínive.  El libro de Jonás nos provee una lectura escueta de la actitud negativa de Jonás.  Así como Fermina (p. 168), Jonás representa la monocultura.  Él es prisionero de sus propios prejuicios perniciosos de religiosidad.  Dios interviene en la historia de cada pueblo no importando su origen religioso o cultural.  O sea, no hace acepción de personas.  
2.  ¿Cuál es la influencia del pensamiento de Emmanuel Lévinas en la teoría de la lectura intercultural de la Biblia?
            En la teoría de la lectura intercultural de Biblia, Emmanuel Lévinas brinda el concepto de ‘Infinito’ – de acuerdo a de Wit, “Lévinas usa el concepto infiniti (Totalité et infini), lo que tiene la connotación de ‘no terminado’, ‘todavía abierto’, no concluido, como una sinfonía no terminada” (p. 60).  Este concepto es de suma importancia en la lectura intercultural de la Biblia debido a que el texto bíblico brinda una infinitud de interpretación y a si enriquece la lectura intercultural.  También Lévinas nos brinda otros puntos relevantes a la lectura intercultural. El Dr. de Wit dice cuando habla de la escatología, “Ahora se aclara también a que me refería al principio de mis reflexiones cuan definía ‘escatología’ como concepto hermenéutico.  Lévinas define escatología de manera inimitable como el tiempo del otro, ‘el otro que no soy yo’.  En lenguaje hermenéutico, ‘escatología’ es ‘el encuentro del otro con el texto, ‘el otro que no soy yo’. (p. 61).   De modo que surge el concepto de “…la alteridad radical de Lévinas, la suaviza, restaura la comunicación y pone fin a la soledad.  ¡Realmente habla el otro! (p. 259).  El concepto de alteridad es elaborado por Lévinas en Totalidad e infinito.  Él dice,

Pero, ¿quién es el Otro? El Otro no es otro con una alteridad relativa como, en una comparación, las especies, aunque sean últimas, se excluyen recíprocamente, pero se sitúan en la comunidad de un género, se excluyen por su definición, pero se acercan recíprocamente por esta exclusión a través de la comunidad de su género. La alteridad del Otro no depende de una cualidad que lo distinguiría del yo, porque una distinción de esta naturaleza implicaría precisamente entre nosotros esta comunidad de género que anula ya la alteridad.[1] 
                                                                                                                                            
Así que los humanos somos parte de una comunidad, o sea no estamos solos, somos una sociedad y por ende, la idea de vivir en un vacío es una aberración al contexto bíblico de vivir en armonía en comunidad.  Bien lo expreso Salmista, “Mirad cuán bueno y cuán agradable es  que los hermanos habiten juntos en armonía… porque allí mandó el SEÑOR la bendición, la vida para siempre” (Salmo 133:1, 3).  Esto es lo que tenemos que estar viviendo en el verdadero Cristianismo.  El Dr. de Wit, hablando de la falacia de la reducción, postula que “el irreducible multicolorido de la situación del otro se transforma en un sistema simple de clasificar, y por lo tanto también simple de dominar, y luego ese sistema es desmantelado y volado” (p. 135).  Esto es precisamente lo que queremos evitar.  Buscamos enriquecer nuestra experiencia cultural y no limitarla a una dimensión uniformar donde se reduce a lo simple, banal, y carente de vida nutrida por la diversidad. 
3.  Explica la siguiente afirmación: La hermenéutica postmoderna y su método deconstructivista quieren ser éticamente responsables (en el proceso de interpretación).
            El Dr. de Wit comenta que el deconstructivismo quiere ser “…éticamente responsable por el texto, por su contexto histórico y por sus lectores” (p. 172).  Me gusta como el profesor de Wit expresa que “Una alianza con este Otro va en contra de todos los intentos de clausurar (cursivas mías) los textos” (p. 271).  Es sobre este punto de “clausurar” que quiero expresar mi entendimiento sobre el “método deconstructivista”.  Con este método de interpretación no se pretende obnubilar los textos “a un acontecimiento académico y literario puro” (Croatto), sino a darle vida y significado para dar transformación a los que los leen.  El “método deconstructivista” libera el texto y lo hace una fuente polisémica de interpretaciones que enriquecen su lectura.  de Wit, citando a Philips, el cual postula, “Lo que diferencia a la deconstrucción es su respuesta a lo que es diferente en el texto, orientando una manera de pensar, escribir y leer con relación a este Otro que exige que enfrentemos las configuraciones de poder, género e ideología institucionales” (p. 271).  Las “configuraciones de poder, género e ideología institucionales” lo que hacen es clausurar al texto a una dimensión mientras que el “método deconstructivista” busca pluralidad en su inagotable  fuente de diversidad.          
4.  ¿Cuáles son los principios a que, necesariamente, debe llevar la excentricidad de cada persona? ¿Cómo se conecta con esto que llamamos identidades frágiles?
El principio de la excentricidad de cada persona debe llevar al “…sentido de que la persona es más que la cultura o la moral a que se adhiere” (p. 168).  También es “la noción que el ser humano no es solo un cuerpo, sino que también tiene un cuerpo, es maestro y esclavo de su psiquis, producto y productor de su cultura” (p. 264).  El Dr. de Wit continua diciendo en el texto, cuando interpreta a Fermina como la monocultura, “Ella representa las culturas que son prisioneras de sus propias reglas.  No solo practica estas reglas, sino que, al mismo tiempo, es víctima de ellas” (p. 168).  Esto me hace pensar en Caín cuando Dios le pregunta, “… ¿Dónde está Abel tu hermano? Y él respondió: No sé. ¿Soy yo acaso guarda de mi hermano?  Su respuesta es una de desdén y despreocupo.  O sea, como dice el profesor de Wit “No se respeta el principio de la excentricidad en el sentido de que la persona es más que la cultura o la moral a que se adhiere” (p. 168).  El también comenta, “Es el fenómeno de la excentricidad lo que lleva a la pluriformidad de los individuos humanos, como también a una gran diversidad de patrones culturales” (264).   Quiere decir que no somos un mundo aparte viviendo aislados sin interacción con la cultural.  Como seres humanos añoramos el compartir y relacionarnos con otros.  De esta premisa surge el concepto de la alteridad. 
En términos de las identidades frágiles entiendo que estas  son víctimas las cuales necesitan una transformación por medio de la narraciones bíblicas que son capaz de traer el cambio que necesitan para hacerlas fuertes.  El Dr. de Wit dice: “Algunas culturas están fuertemente orientadas hacia la interacción mientras que otras, por el contrario, la frenan” (p. 264).  El sigue diciendo, “Sobre la base de una misma estructura de base, es posible tanto estar abierto para nuevas influencias como cerrarse a ellas” (p. 264).  Así como Fermina representa una monocultura, prisionera en sí misma, por ende así las identidades frágiles son víctimas de su propia condición existencial.  De modo que tienen que estar abiertas al diálogo como proceso que posibilita la transformación.
5.  ¿Después de haber participado en este curso que elementos, facetas o mensajes descubrió en el texto de Juan 4 que usted antes no había visto?
Este curso me abrió nuevas avenidas de interpretación del texto de Juan 4.  Entendí que el encuentro de Jesús con la mujer samaritana es uno que rompe paradigmas de culturas, religión, y de interpretación privada.  El (Jesús) rompe con la tradición religiosa, moral, ya que ambas razas no se toleraban y son prisioneras de su interpretación dominante.  Ambas culturas están diametralmente viviendo en su propio mundo sin considerar la posibilidad de compartir con el otro.  Si Jesús no hubiese roto con esa convención cultural y religiosa, estas dos culturas hubiesen sufrido de una falta de enriquecimiento religioso y cultural. 
Para los religiosos y la convención existente entre estas dos culturas, no debía haber contacto entre ambas razas, ni siquiera entablar una conversación amena.  Pero Jesús no fue guiado por la ideología religiosa existente, no era regido por lo convencional, sino por la urgencia de la salvación de esta mujer en necesidad de un cambio radical en su vida.  Así que, Jesús rompe con toda interpretación religiosa y cultural y le habla a la mujer.  Hasta el punto donde los discípulos no comprendían y optaron por chismear entre sí.
También comprendí que hay una experiencia de confrontación ante el temor, los prejuicios, y rechazo ante la experiencia con esta mujer, la cual la cultura ha sido injusta con ella, de parte de los apóstoles.  Algo que si me hizo pensar profundamente fue el lugar de encuentro; el pozo como tercer lugar, como un símbolo de bajar la guardia y ver el rostro del otro (alteridad).  Nunca lo había visto de esta manera.
  El principio de la alteridad (el otro) del filósofo francés Emmanuel Lévinas me ha abierto nuevas maneras de ver al “otro” que no comparte mi manera de interpretar y de leer la Biblia.  El encuentro de Jacob con su hermano Esaú enseña este principio.  El relato en Génesis dice, “Pero Jacob respondió: “No, te ruego que si ahora he hallado gracia ante tus ojos, tomes el presente de mi mano, porque veo tu rostro (cursivas mías) como uno ve el rostro de Dios.”  Aquí me identifico con Jacob, Esaú viene a ser mi prójimo, o sea el  otro, y Dios el que facilita ese encuentro. Este principio de alteridad lo estudiaré más ya que tiene profundidad para radicalmente cambiar una sociedad para el bien.  Jesús no se cohibió en ver el rostro del otro.  Esto fue lo que sucedió en el encuentro con la mujer samaritana en el pozo de Jacob.
Este curso, aunque corto, me fue de gran ayuda ya que me presentó el texto de Juan 4 en otra dimensión.  Me ha facilitado  una manera de romper con mi lectura dominante y fundamentalista de interpretación para considerar la “otra” manera de leer el texto.  Creo que he madurado en el poco tiempo que estuve en este curso intensivo porque he comprendido que el texto de Juan 4 es más profundo y más rico de lo que yo pensaba que era. 
La lectura intercultural me ha hecho ver nuevos horizontes de interpretación y me ha hecho comprender que los lectores comunes tienen mucho que compartir sobre el texto de Juan 4 y que son exegéticamente relevantes lo que muchas veces los lectores profesionales no tienen.






[1] LÉVINAS. Totalidad e infinito. Salamanca, Ed. Sígueme, 1977. Pág. 207

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