Tuesday, November 4, 2014

Preguntas éticas sobre la muerte de Brittany Maynard

Como resultado de la muerte de la joven Brittany Maynard por asistencia médica, luego de un diagnóstico de cáncer cerebral terminal, y un año de extremo sufrimiento, la Dra. Agustina Luvis, Catedrática del Seminario Evangélico de Puerto Rico, se hace estas preguntas.

¿Cuándo comienza la vida y cuando termina? ¿Tiene el ser humano el derecho a tener una vida y una muerte dignas? ¿Puede un ser humano decidir no quiero sufrir más, ni hacer sufrir a quienes ama? ¿Es esta vida el mayor bien? ¿Qué quiso decir Jesús cuando dijo que no hay mayor amor que aquel que puede dar su vida por los amigos? ¿Cómo interpretamos el que Jesús dice que nadie le quita la vida, sino que El mismo la entrega? ¿Es ético o cristiano mantener a una persona ¨viva¨ por métodos artificiales como son los equipos, medicamentos extremos o técnicas extraordinarias, o ya esa vida no es vida? ¿Será que el morir es vivir, en muchos casos, como dijo Pablo? ¿Está bien prolongar esta vida, cuando ya no existe vida? ¿Será posible caer en la ¨idolatría¨ de lo sacro de la vida, cuando colocamos el ¨vitalismo¨ por encima de la vida de una persona?

Estas preguntas calan en lo más profundo de la esfera de nuestra fe como cristianos. Son preguntas validas que muchas veces no queremos ni hacernos, pero que están latentes buscando surgir. La muerte de esta joven fue la válvula de escape para estas preguntas que son difíciles de contestar concretamente.

Estas preguntas nos inquietan y nos hacen pensar en sus respuestas. La muerte de esta joven nos provoca a pensar en uno de los problemas más profundos de la vida humana: la teodicea, a saber, ¿cómo se puede defender la justicia y bondad de un Dios todopoderoso que permite que exista el mal y, particularmente, el padecimiento de los justos?

Es en momentos como estos cuando debemos preguntarnos ¿Dónde está arraigada nuestra fe? No en el pensamiento positivo de una teología superficial que carece de fundamento bíblico, sino en una fe basada en el conocimiento claro de certidumbre proporcionada por una relación de intimidad con Dios. Una fe gestada en el crisol de la prueba, en el horno de fuego, pero sobre todo, cuando estamos en el horno, donde ya no te ves tu sola (o), sino que hay otra persona contigo.

En mi ministerio bregando con la gente veo que el justo puede sufrir intensamente. No diría que sufre injustamente porque sería precoz de mí decir tal cosa. Solo puedo decir que el sufrimiento es parte de nuestra existencia humana. A veces nos preguntamos, “¿Cómo puede Dios permitir tanto sufrimiento? y nos quedamos anonadamos ante tal pregunta. Dada la realidad del sufrimiento que vemos en muchos cristianos nos quedamos asombrados y nos preguntamos ¿Hasta cuándo Dios? Estas son las grandes interrogantes que surgen cuando alguien como Brittany nos provoca a enfrentar y preguntar.   

  

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